ANÁLISIS DE "CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA"


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El juego narrativo que despliega García Márquez en Crónica de una muerte anunciada (y en concreto en éste fragmento) hace gala de una gran coherencia formal dentro de las complejidades que acarrea el uso de distintos tiempos y voces narrativos.
En cuanto al tiempo, el fragmento es claramente un sumario (como todo el libro) y en él encontramos dos niveles fundamentales: el nivel extradiegético, que se corresponde con el tiempo en que el narrador relata sus investigaciones, y los diferentes niveles intradiegéticos, como el tiempo en que Victoria Guzmán cuenta cómo recuerda ella ese día, el tiempo exacto del día en que mataron a Santiago Nasar o el tiempo en que se cuenta cómo había sido la relación entre Ibrahim Nasar y Victoria Guzmán. Es destacable la presencia de una gran analepsis que configura casi la total extensión del fragmento (se sitúa desde casi el inicio del primer párrafo hasta “…yo esté viva”, donde se pasa del tiempo extradiegético –narrador contando sus investigaciones- al tiempo intradiegético –Victoria Guzmán relatando cómo se relacionó con Nasar el día de su muerte- mediante el uso de conectores temporales). No obstante, el verdadero juego temporal se encuentra en la segunda mitad del fragmento, donde las alternancias entre los distintos tiempos (parcelas de la vida de Victoria Guzmán con Ibrahim Nasar, momento en que la propia Guzmán relata al Narrador su experiencia de ese día y, finalmente, lo que sucedió la mañana de la muerte de Santiago Nasar) provocan confusión en el lector.

Otro de los aspectos fundamentales en la obra de García Márquez es la complejidad de la voz y la focalización narrativa, ya que el uso de distintos niveles temporales “obliga” al autor a configurar diversas voces acordes a los múltiples espacios temporales. Durante la primera mitad, la voz narrativa se corresponde, en primera instancia, a la del narrador, ya que está relatando cuándo y cómo visitó a Victoria Guzmán para que ésta le cuente cómo vivió ella la fatídica mañana en relación a Santiago Nasar, lo que sitúa la focalización narrativa en el narrador. Pero el narrador más importante de esta mitad se corresponde con Victoria Guzmán (aunque la voz que cuenta su historia sea la del Narrador, se entiende que es ella quien cuenta ésa historia), que se presenta como una narradora homodiegética –y en parte autodiegética, ya que en la historia que cuenta ella es tan protagonista como Santiago Nasar- con focalización cero, ya que el narrador tiene libre acceso a las rutinas de todos los personajes, sus sentimientos, pensamientos y deseos. En la segunda parte del fragmento sucede con la voz narrativa lo mismo que con la distribución temporal: la distancia entre una y otra es tan pequeña que pasamos de un narrador (el narrador de la historia que sucedió entre Victoria Guzmán e Ibrahim Nasar –focalización interna-, Victoria Guzmán que continúa con su relato, el Narrador contando cómo Victoria Guzmán creyó, 20 años después de la muerte de Santiago Nasar, que las palabras de éste (“No seas bárbara. Imagínate que fuera un ser humano”) habían sido un presagio…


No obstante, es necesario obtener una visión más global de la obra. Ciertamente, el fragmento es muy significativo y representativo de todo lo que supone Crónica de una muerte anunciada, ya que el juego temporal y narrativo se muestra con todas sus características. La obra de García Márquez es, sin duda, un claro ejemplo de experimentación con el lenguaje y sus diversas posibilidades narrativas. Se trata de un juego en el que la historia puede verse relegada a un segundo plano (desde el primer momento el lector sabe que Santiago Nasar va a ser asesinado) en virtud de la forma (algo muy acorde con las teorías de Sontag y su erótica del arte). Se trata de una obra pensada para entretener con los cambios de narrador y con la multitud de personajes y tiempos, configurada para ofrecer al lector una forma divertida de pensar.


En conclusión, se trata de una obra fundamental en la que García Márquez pretende confundir al lector con las alternancias temporales, espaciales y narrativas que emplea a lo largo de toda la novela. La frecuencia con que se salta de un narrador a otro, de una focalización a otra, convierten a Crónica de una muerte anunciada en uno de esos libros que deben leerse con atención. En cuanto a la ideología literaria de la que hace gala García Márquez se plantea como una búsqueda de la experimentación formal, el ludismo que caracteriza a la literatura hispanoamericana reciente y la denuncia social (en la obra, nadie hace nada por proteger de un “castigo” injusto a un hombre inocente, pese a ser divulgado por todo el pueblo).

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